miércoles, abril 12, 2006




Sentada frente al mar, donde últimamente se inician algunas de mis reflexiones, con la luz iluminando dos barcos a vela sesteando y la espuma de olas blancas que me envuelve cariñosa, pensaba en las lecturas de la prensa de estos días.
¿Por qué hay que hacer ostentación de sentirme más, menos, medio o entero español?. Cada uno se sentirá tan gallego, murciana, extremeño, español, catalán, manchega o andaluz como quiera…y ¿qué? Cada uno vive su identidad y creo yo que no hace falta hacer defensa de ella en las despedidas…
Son buenos los aires nuevos, y no lo digo por los cambios en el gobierno de la administración central, que saludo y calculo estarán hechos a medida, sino por los otros importantes, los cambios personales. Es bueno que sin demasiadas alharacas, pueda uno verse y vivirse desde el otro lado de la barrera, examinarse desde el espejo ajeno, y aún mejor desde muy adentro del alma.
En estas fechas de tanta estética del perdón y recogimiento las ostentaciones están de más. Vamos, creo yo…
"El hombre es sabio... cuando reconoce que no hay peor enemigo que uno mismo", nos dijo hace muchos años Margarita de Navarra; era una poetisa francesa que vivió entre el 1492 y el 1549.
La fotografía es un fragmento de la escultura el Elogio al horizonte de Eduardo Chillida.

2 comentarios:

gaia56 dijo...

Amigo gallaecus ¿No estás de acuerdo en que tanta ostentación ofende?

Txe Peligro dijo...

bueno, da igual lo que te sientas: yo me siento alto y rubio y no lo soy, una lástima.

Por lo demás mamá siempre dice que me siento encorvado y creo que es cierto. Trataré de sentarme bien.

Un saludo